Resumen
Personaje de actuación decisiva, en circunstancias por demás difíciles, fue don Sebastián Ramirez de Fuenleal, Presidente de la Segunda Audiencia en la Nueva España. Había llegado éste a México en septiembre de 1531, investido además con la autoridad que le daba su condición de Obispo de Santo Domingo y con merecido prestigio de varón sabio y justo, auténtico humanista. Durante los escasos cinco años de su estancia aquí tendría que hacer frente a problemas de magnitud y urgencia primordiales. La Nueva España vivía crítica etapa, consecuencia del caos en que la habían sumido los desmanes de Nuño de Guzmán y de los otros miembros de la anterior Audiencia. Diversas en extremo eran las graves cuestiones a las que Ramírez de Fuenleal y sus colegas, Vasco de Quiroga, Juan de Salmerón, Francisco Ceynos y Alonso Maldonado, tuvieron desde luego que atender. Entre ellas estaban precisamente la de la pacificación y poblamiento de la tierra, las incesantes demandas de quienes habían hecho la conquista, los espinosísimos casos de Nuño de Guzmán y de Matienzo y Delgadillo, las pretensiones de Hernán Cortés, en particular lo referente a su Marquesado, la actuación de las órdenes religiosas, la demarcación de provincias y futuros obispados, la urbanización y defensa, sobre todo de la capital del reino. Y por si esto fuera poco, todavía mayor apremio tenían para la conciencia de Fuenleal y de los otros oidores lo tocante a la suerte de los indios, los candentes temas de la encomienda y los corregimientos, los sistemas de tributación que debían implantarse y de modo especial el infamante abuso del hierro con que se marcaba a quienes eran compelidos a la oprobiosa condición de esclavos.
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Derechos de autor 1969 Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Históricas

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